CHIANG MAI EN NOCHEVIEJA

BLOG CHIANG MAI

En el año 2011 estuvimos en Chiang Mai en un viaje en el que teníamos mucho tiempo y poca prisa, por lo que nos pasamos varios días en la ciudad, que nos encandiló.

La ciudad ha cambiado algo en estos años, creemos que como el resto de Tailandia, no sé cómo explicarlo…. Podemos decir que está más “civilizado”, tomando este término no como de más civilización, sino como más estandarizado para el turista: Las calles están más “ordenadas”, hay menos puestos de comida, los productos en los mercadillos tienen carteles con los precios, con lo que se ha perdido mucho del “encanto” del regateo, el precio de los “tuc tuc” se han puesto a nivel de los taxis, por lo que han pasado a ser un medio de transporte solo para turistas…. Sigue siendo una ciudad en la que merece la pena pasar un tiempo, con sus templos, el Doi Sutep, los elefantes, su rica comida …… pero, ha cambiado, a mejor? a peor? Depende de cada uno. Nosotros diríamos que a distinto.

Llegamos emocionados otra vez a Chiang Mai el día 31 de diciembre al mediodía, procedentes de Bilbao en un vuelo con escala de 7 horas en París. Como habíamos comido algo en el aeropuerto de Bangkok, nos retiramos a descansar un rato, una duchita y,….. a la calle. Nos alojamos en el hotel Chan Chiangmai House -149/5 Rachamanka Rd.-,  que elegimos ya que estaba dentro de la zona amurallada (donde se encuentran las mayorías de los templos) y cerca de la puerta de Tha Phae (Tha Phae Gate), donde,  en la poca info que habíamos encontrado,  se decía que era la celebración del cambio de año. El hotel está céntrico para visitar la zona histórica de Chiang Mai, las camas muy cómodas y un desayuno bastante decente, por lo que no nos arrepentimos de nuestra elección.

En el hotel nos informaron que lo bonito de ese día eran las distintas celebraciones que se hacían en los templos, que estaban abiertos para hacer las ofrendas con diversas ceremonias, así que ya no aguantamos más y nos aventuramos a la calle con el objetivo de llegar a Tha Phae Gate. Como era domingo el mercado nocturno que se monta  a lo largo de la Rachadamnoen Road (walking street) hasta la puerta estaba en plena ebullición. Allí ya entramos en el ambientillo navideño, con la decoración y la alegría de la gente, aunque para nosotros, que siempre vivimos las navidades con frío y mal tiempo, nos llama la atención estar en estas fiestas con calorcito y en pantalón corto.   El recorrido del hotel a la Puerta, que en una situación normal llevaría unos 10-15 minutos andando nos llevó más de dos horas…. Imaginaros: recién llegados a Asia, Alex la primera vez que estaba en ese continente, la gente……., los puestos del mercado con sus artesanías, ropas y cachivaches de todo tipo,…. los puestos de comida, a los que teníamos que resistirnos porque teníamos intención de ir a cenar a un restaurante, ya que ese día es el cumpleaños de Maite.

 

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Así que al de un rato nos detuvimos a tomar una cervecita en una para disfrutar tranquilamente del ambientillo callejero (allí cayó la primera “Chang” , je, je…) y en ese momento aprovechamos para darle el regalo a Maite. Se lo entregamos antes de la cena, en parte por impaciencia y en parte porque estábamos un poco hartos de transportarlo desde casa sin que ella se enterara, ¡menudo trabajo! Pero el esfuerzo tuvo su recompensa porque ella no se lo esperaba y le gustó mucho.

En ese recorrido, que atraviesa el mercado hasta la puerta, encontramos muchos  templos a los que fuimos entrando (Wat Phan Thao, Wat Phan On, Wat Si Koet…) Todo tipo de ceremonias se estaban llevando a cabo, con los cantos monocordes característicos del budismo, en alguno los feligreses en posición de oración tenían atadas “sus cabezas” con hilos al techo del templo (no pudimos averiguar el significado de la ceremonia). Alex estaba un poco cortado al principio, pero ya sabéis que los templos budistas son un espacio abierto donde se va a descansar o a meditar, las únicas condiciones son que hay que descalzarse al entrar, vestir decorosamente (hombros tapados y pantalones por debajo de las rodillas)  y no poner los pies mirando hacia Buda cuando te sientes o arrodilles. Puedes tomar todas las fotografías y películas que quieras, siempre que muestres el debido respeto y no molestes a la gente y a los monjes, claro. La verdad es que el ambiente era muy especial, espiritual y festivo a la vez, con mucha gente orando y celebrando el año nuevo. El ambiente nos impregnó, más en lo festivo la verdad que en lo espiritual, pues teníamos muchas ganas de fiesta.

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Cuanto llegamos a la puerta (Tha Phae gate), serían sobre las 8 ó 9 de la tarde, nos sorprendió la cantidad de faroles de aire caliente elevándose que parecían estrellas y que prácticamente tapaban mismo. Era realmente espectacular ver en el parque contiguo a la puerta (Phratu Tha Phae Park) cientos de personas elevando faroles, que se izaban, la mayoría,  pues alguno quedaba enganchado a los árboles o a la muralla. Así que, pronto nos hicimos con un farol, tras el oportuno regateo con el vendedor, claro. El primer problema que se nos presentó fue el fuego: no fumamos y no había nadie que vendiera mecheros, pero menos mal que un grupo de “faroleros” cercano se apiadó de nosotros y nos dejó un mechero; Segundo problema,  no teníamos ni idea de cómo elevar el farol y como nuestra proverbial  habilidad tampoco era suficiente, el mismo grupo nos echó un cable. Resultado: tras un inicio vacilante, esquivar un árbol y un par de colisiones contra la muralla, nuestro farolillo se elevó entre nuestros vítores  y los de nuestros nuevos amigos, llevando al cielo nuestros deseos para el 2018. Si alguna vez os veis en esa tesitura, la mejor técnica  es encender el farol, bajarlo –entre dos personas por lo menos- a tierra para que al estar contra el suelo y por lo tanto cerrado por la parte de abajo, el aire se caliente antes y se empiece a elevar por sí solo. En teoría parece fácil, pero hace falta un poco de maña.

Después de semejante “esfuerzo” nos merecíamos una suculenta cena, así que nos dirigimos a “Ugo Restaurant” que está cerquita de la puerta Tap Phae en Mung Mueang Rd  y ofrece  mezcla de comida Thai y occidental. Allí Maite y Antxon no pudieron resistirse y recordar los viejos sabores de el “Green curry” y la sopa “Tom Yum” bien picante, mientras que Alex empezaba a experimentar con los variados sabores de la cocina tailandesa cenó el plato típico del Norte,  Khao Soi. Habíamos contactado previamente con el restaurante por email para reservar sitio, pero nos dijeron que no era necesario, a pesar de ser el día más ocupado del año, ya que podíamos esperar en el bar mientras se libraba algún sitio y la verdad es que ni fue necesario, porque encontramos una mesa libre. Para los que os gusta el boxeo tailandés o “Muay Thai” justo al lado de este restaurante hay un gimnasio donde se celebran combates.

Tras cenar, dimos una vuelta por los alrededores de la muralla, el canal y dimos un homenaje tomando un mojito “made in Thailand”  y nos dirigimos al parque de la “Tha Pahe gate” , que se estaba abarrotado, para esperar a la cuenta atrás. Así que a las 12 y entre la alegría general y el lanzamiento de cientos de faroles coreamos la cuenta atrás 5..4..3..2..1….. y entramos en el 2018. ¡Que este nuevo año nos depare nuevos viajes y nuevos amigos! Fue muy emocionante ver el cielo tapado con cientos y cientos de faroles plagados de nuevos deseos para nuevo año.

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Ya en 2018 con las pilas recién cargadas, exploramos el Chiang Mai nocturno, con los fuegos artificiales lanzados cerca de algunos bares, muchos de ellos con música en directo, alguna que otra discoteca abarrotada, etc.. la verdad es que tanto el mercado como los templos y el parque en seguida se vaciaron y la fiesta solo seguía en algunos bares.  Os estamos hablando solamente del Chiang Mai “intra muros” y alrededores, porque no nos aventuramos a ver si había fiesta en el la parte “moderna” de la ciudad, el cansancio empezaba a hacer mella, después del viaje desde casa, así que nos retiramos a descansar.

Los dos días siguientes -1 y 2 de Enero– fueron festivos en Chiang Mai. El día 1, aunque era lunes, volvieron a montar el mercado en Rachadamnoen Road, así que a partir de las  5 ó 6 de la tarde el ambiente y la algarabía del gente volvió a la calle, pero el día 2, aunque festivo, no hubo mercado y la gente del lugar se lo tomó de descanso, por lo que no había mucho ambiente callejero. Nosotros visitamos esos días el Doi Sutep, aprovechamos para visitar y dar de comer y bañarnos con los elefantes,  hacer rafting y visitar el casco histórico de Chiang Mai, viendo algún otro templo como el Wat Chiang Mai.

Una forma espectacular de comenzar el año, sobre todo cuando es el comienzo de un viaje, que recomendamos a todo el mundo

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